Aire para Sevilla

04 diciembre 2006

Un Metro a largo plazo

Un Metro básicamente subterráneo con 52 km. de recorrido urbano, es la reivindicación principal del PA

J.M. Keynes, padre del capitalismo social, sentenció para los restos cuando dijo aquello de que “a largo plazo, todos muertos”. La consejera de Obras Públicas y Transporte de la Junta de Andalucía acaba de decirle a Sevilla que tendremos un Metro a largo plazo. Para cuando todos los sevillanos que vivimos, sufrimos, padecemos y envejecemos en los atascos diarios que sufre la ciudad no necesitemos ese Metro. La ciudad ha sufrido desde la vuelta del verano al menos tres grandes atascos que la han convulsionado, cabreando más aún de lo que ya lo estamos a los ciudadanos que hemos perdido toda capacidad de esperanza para salir del agujero continuo donde nos metió la actual gestión municipal. “A largo plazo todos muertos”, dijo Keynes sobre los proyectos económicos con escasa voluntad de abordarse. “A largo plazo ningún metro”, diríamos nosotros parafraseando a Keynes y descubriendo a la consejera tras su anuncio de no presupuestar las líneas dos, tres y cuatro de Metro hasta que no se diseñe los cincuenta y dos kilómetros de red de tranvía del Aljarafe y su área de influencia.

Este es el Metro de nunca acabar. O mejor dicho: el Metro de nunca empezar. Todas las energías políticas que requiere un proyecto como el Metro sevillano parecen que se han desvanecido, como esas lipotimias que de vez en vez le dan a la tuneladora dejándola fuera de servicio. Quieren construirnos un Metro soplando. Porque soplan y resoplan cada vez que hay que librar un presupuesto, una partida, una previsión de gasto para que avancen las obras. Ahí está el ejemplo de la estación de Metro de la Puerta Jerez, también aplazada a largo plazo por la misma Consejería, por presuntos problemas con el aparcamiento del Cristina. Como si el aparcamiento del Cristina se les hubiera aparecido de la noche a la mañana a los técnicos y hubiera sido para ellos una sorpresa valorarlo en relación con la estación de la Puerta Jerez.

Vayan quedándose con la copla. No habrá líneas dos, tres y cuatro hasta que no se diseñe, presupueste, se adjudique y entre en funcionamiento el tranvía del Aljarafe, cuyo proyecto no está aún ni licitado. La estación de la Puerta Jerez se hará a largo plazo. O sea, ni se sabe. Los vecinos de Montequinto ya han expresado su frustración porque la línea 1 no satisface sus necesidades que, políticamente, les prometieron desagraviarlas cuando se necesitaron sus votos. Y ya suenan voces desde diferentes ámbitos del poder animándonos a creer que el Metro subterráneo no es nada aconsejable en una ciudad como Sevilla, más apta para los tranvías como el que van a inaugurar para darse fuste en las próximas elecciones. Tendrá usted que saber que ese tranvía, que une el Prado con la Plaza Nueva, o sea, mil trescientos metros, nos va a costar cerca de noventa millones de euros. Es posible que tan descabellado ejercicio de disparar con pólvora del Rey lo quieran compensar con los cuatro o cinco mil millones de euros que van a dejar de gastarse en la estación “a largo plazo” de la Puerta Jerez. El día en que mis nietos asistan a la inauguración de esta estación no estaría de más que le pusieran el nombre del economista británico: J. M. Keynes, el hombre que mejor supo retratar los largos plazos de la Sevilla y la Junta del PSOE.

Desde el primer momento el PSOE y la Consejería de Obras Públicas ha optado por el tranvía, que compite en superficie con el tráfico habitual.

Madrid en una legislatura ha construido más de ciento cuatro kilómetros de Metro. En Valencia ya tienen cinco líneas funcionando tras haber echado a correr después de que se enterrara el metro sevillano. En Bilbao suman dos líneas. No quiero ni pensar lo que sumará Barcelona con la cantidad de recursos que recibirá la capital catalana con su novísimo y generoso Estatuto. En Sevilla, desde que comenzaron las obras hace más de tres años, no solo no hemos acabado la primera línea, sino que sobre la marcha le han ido dando recortes al proyecto inicial hasta convertir el metro en tranvía. Eso es lo que como sevillano más me indigna. La capacidad para jugar con ambas manos que tiene el PSOE andaluz con Sevilla. Con una nos venden un metro de primera. Con la otra cogen la goma de borrar y lo cambian todo. No solo convierten el metro en tranvía. Sino que borran los plazos originales y convierten cualquier proyecto de la ciudad en “un largo plazo”.

Hace unos días me veríais algunos en el encierro que los andalucistas protagonizamos en el Parlamento de Andalucía con motivo de la aprobación por el Congreso de los Diputados del Estatuto andaluz. No me convence el Estatuto que ha pactado PSOE y PP. Ese Estatuto, a diferencia del catalán, lo es a largo plazo en el sentido más keynesiano de la expresión. El catalán es un Estatuto de proyectos a corto plazo, perfectamente financiados por los presupuestos generales del Estado. El Estatuto andaluz, por ejemplo, no va a conseguir que este Metro sea un Metro y no un tranvía. Ese Estatuto no va a conseguir, por ejemplo, que se ejecute el proyecto de la estación del metro de la Puerta Jerez, porque los dineros irán para otras comunidades más exigentes. El Estatuto andaluz, por ejemplo, no va a permitir que, a corto plazo, los sevillanos del Aljarafe se suban a los tranvías que los pondrían en contacto con una red de Metro lo suficientemente aceptable como para celebrar treinta años de espera. Por eso me encerré el otro día en el Parlamento de Andalucía. Porque resulta obsceno esperar treinta años de una vida para ver como un Metro se convierte en tranvía y una socialista como la consejera de Obras Públicas le da la razón a Keynes con los proyectos a largo plazo.

2 Comentarios:

A las 10:18 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Muy buen post Agustín, se nota que sabes de lo que hablas, y que expones los datos tal como son. A mi tambien me indigna que otras ciudades de España tengan ya un metro en condiciones, y nosotros solo aspiremos a un tranvía que lo único que va a aportar es menos espacio para circular los demás vehículos, más posibilidades de accidentes con peatones, etc. Yo vaticino un fracaso, ya que si habrá una parada de tranvía cada uno o dos kilómetros de distancia, la gente preferirá coger el coche o el autobús, y ya no digamos del precio del viaje, que seguro será bastante alto. Para el tema electoral, creo que es difícil quitarle el voto a un socialista convencido, ya que aunque el Monteseirín robe, estafe o incluso mate, siempre seguirá viéndolo bien y votándole. Pero por lo menos espero que podamos raspar algunos votos como para poder echarlo del ayuntamiento, con o sin ayuda de otros grupos.

 
A las 10:38 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

A este paso espero que por lo menos mis nietos puedan decirme algún día: "abuelo, abuelo, he tomado el metro y no veas qué chulo, va por debajo de la tierra, y tiene lo mismo que el de Madrid, Barcelona, Pais Vasco o Valencia."

 

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