Aire para Sevilla

28 octubre 2006

Sobre Andalucía

Me habréis oido hablar muchas veces de Sevilla. Es lógico, si aspiro a ser su Alcalde.Pero hoy voy a escribir sobre la que ha sido mi pasión desde que tengo uso de razón política: Andalucía. Es lógico, por eso soy andalucista.

Nombrar a Andalucía es aludir a una mezcla de sabores, unos dulces otros amargos. Desde el sabor salado de nuestras costas, por ser esta una tierra de grandes mareantes, por ser una tierra de pescadores... hasta el sabor ácido de nuestra de suerte.Una mezcla de orgullo y de desesperanza. Orgullo por ser hijo de un pueblo que se levanta contra las injusticias y los abusos, que siempre acoge a quien viene de fuera sin prejuicios ni vanidades, en definitiva, por ser una nación ejemplo para otras naciones en la defensa del diálogo como única solución de los problemas y de la cultura como elemento de prevención para las guerras y las dificultades.

Pero a veces, como político y dirigente del Partido Andalucista, hablar de Andalucía es un sinsabor, porque uno no comprende, amando esta tierra como la amo, cómo otros andaluces y andaluzas son capaces de abandonarla a su suerte por un plato de lentejas en la Villa de Madrid. Porque abandonar a Andalucía, ya no es ni de izquierdas ni de derechas, eso es traición, y lamentablemente ayer se ejecutó en el Congreso de los Diputados de Madrid el último episodio amargo de nuestra historia, todos los diputados andaluces, por nacimiento o residencia, y todas las diputadas andaluzas en las Cortes Generales votaron contra los intereses de Andalucía, votaron por el subdesarrollo y la indolencia, y tristemente votaron pensando en sus intereses en Madrid o Cataluña, anteponiéndolos a los de Andalucía.

25 octubre 2006

Algunas respuestas


La verdad es que estoy encantado con esto del blog. Lo único que me tiene frito es el poco tiempo que tengo para poder dedicarme a escribir con la frecuencia que me gustaría. Algunos me aconsejan que haga lo que hacen otros y ponga a un currito a escribir por mí. Me parecería una estafa. Estaréis de acuerdo conmigo en que es mejor escribir poco que engañar a la gente. Lo que sí hago es leer diariamente todas las comunicaciones que me llegan. Os agradezco de todo corazón las palabras de aliento recibidas y aprovecho estos días de lluvia, tan benéfica por cierto, para responder a algunas de las preguntas que me planteáis.
Son varias las personas que se interesan por dos cuestiones esenciales del día a día como la seguridad y la limpieza. Para mí, estas dos cosas serán, si cuento con vuestra confianza y llego a la Alcaldía, absolutamente prioritarias. Sevilla no puede estar más tiempo padeciendo este auténtico colapso en dos servicios públicos tan vitales como la seguridad ciudadana y la limpieza. Si nos fijamos en cómo se enfrentan a estos problemas Monteseirín y su socio Torrijos podemos detectar las mismas tácticas de siempre: negar la realidad y echarle la culpa a otros. Así, frente a las quejas que escucho en todos los barrios sobre la falta de policías, el gobierno municipal dice que no hay inseguridad ciudadana, que eso es una sensación falsa: como si vivieran en otra ciudad. Para resolver un problema lo primero que hay que hacer es enfrentarse con él: en nuestros barrios tenemos grandes carencias en seguridad ciudadana y este alcalde ha sido incapaz de resolverlas. Para ello, lo primero que hay que hacer es poner al día nuestra plantilla de Policía Nacional: exigiré al gobierno central lo que Monteseirín ha sido incapaz de hacer estos 7 años, que se cubran todas las vacantes de policías en Sevilla (unas 500, nada más y nada menos). Con estos efectivos y con los de la Policía Local, debidamente coordinados y motivados, estaríamos en condiciones de dar la batalla a la inseguridad ciudadana, y estoy seguro de que con éxito. La Policía de Barrio será la prioridad, y no como ahora que es la actividad residual. Nunca daré instrucciones, como ha hecho Monteseirín, para que la Policía Local se inhiba ante las denuncias ciudadanas. Al contrario, daré medios y recursos para que nuestros agentes, en coordinación con la Policía Nacional devuelvan la tranquilidad a nuestras calles. Podéis tener la certeza de que es posible conseguirlo, si ésa es la prioridad. Claro que si lo prioritario son los viajes alrededor del mundo, instalar una noria en el Prado o cobrar facturas falsas, pasa lo que pasa.
En cuanto a la limpieza, de la que me habla María Campos, el argumento es el otro: Sevilla está tan sucia porque los sevillanos somos muy guarros. Es verdad que tenemos que mejorar en nuestra conducta cívica, pero esa afirmación es echar balones fuera. Sevilla está sucia, fundamentalmente, porque el gobierno PSOE-IU no destina recursos suficientes a la empresa de limpieza, LIPASAM, que está endeudada hasta las cejas. Es, de nuevo, cuestión de prioridades: si el dinero se gasta en propaganda y almuerzos en restaurantes de 9 tenedores, es normal que no haya para limpiar nuestras calles y plazas. En definitiva, Sevilla necesita un radical cambio de prioridades y, creedme, para saber cuáles deben ser ésas basta con oir a la gente. Lo que no puede un gobierno es gobernar de espalda a sus vecinos, y eso es lo que vienen haciendo Monteseirín y Torrijos. Yo lo tengo igual de claro que la mayoría de los sevillanos: seguridad y limpieza serán dos de mis prioridades.
Carlos Fuentes me dice que está desengañado del papel de palanganero, dice él, que ha jugado IU, tapándole las vergüenzas al PSOE. De eso ya he hablado en otra entrada. Si lo traigo a colación es porque, votante de siempre del PCE/IU, ahora se va a abstener. Con todo respeto, date otra oportunidad, Carlos. Seguro que sigues aspirando a un mundo mejor y a lo mejor es que te equivocaste confiando en gente que no lo merecía. Queda mucho para mayo y confío en poder conectar con mucha gente como tú y convencerles de que es posible recuperar la ilusión y la esperanza en una Sevilla mejor. Ese es mi compromiso.

18 octubre 2006

Sobre los árboles de Sevilla

En las Asambleas de Barrio que vengo celebrando por toda Sevilla, no dejo de encontrarme con vecinos y vecinas que me insisten en que Sevilla necesita más zonas verdes y, sobre todo, más árboles. Y no es sólo porque nuestro clima invita a la sombra y al frescor que nos regala la vegetación, sino porque los árboles son una manifestación de la vida, y en las ciudades, donde predomina lo artificial, son un elemento que nos conecta con la naturaleza, de la que formamos parte. Nuestras calles, nuestras plazas, nuestros parques, son los espacios en los que siempre los hemos disfrutado, debajo de sus sombras en verano, viendo sus cambios de color y aspecto durante todo el año.

Sin embargo, en los últimos años Monteseirín la ha tomado con los árboles. Y no lo digo sólo por todos los que se ha cargado con las descoordinadas y precipitadas obras de los últimos meses ( han caído más de 2.000 árboles, según las asociaciones ecologistas), sino por los miles que deja morir de indiferencia y abandono, por falta de cuidados y riego, y por los que ni siquiera está dispuesto a plantar en los lugares que se van incorporando a la ciudad. Me decían el otro día los vecinos de Torreblanca, que después del parcheo de algunas aceras, hace meses que hay unos espléndidos alcorques para los árboles (que, por cierto, ya han provocado varias caídas), pero que árboles, lo que se dice árboles, ni uno.

Los andalucistas llevamos al Pleno la propuesta de elaborar un catálogo de árboles, y se votó el compromiso de que no se talaría un árbol más en la ciudad. Como tantas otras veces, ese acuerdo plenario ha sido reiteradamente incumplido por el alcalde, como han sufrido en sus propios troncos los árboles de la Alameda, de la Avenida o de la Plaza Nueva. Ahora mismo hay árboles en el "corredor de la muerte", por ejemplo los del Prado y los de San Telmo, o los de otros muchos barrios donde los propios vecinos nos avisan al Grupo Municipal Andalucista si perciben algún movimiento sospechoso. Saben que el alcalde, al que algunos llaman Motosierrín, está a la espera de la más mínima distracción para mandar el hacha y la destoconadora, que con tanta alegría presentó antes de que se liara el escándalo.

Cuando, si tengo la confianza de los sevillanos y sevillanas, sea alcalde mandaré el hacha y la destoconadora al desván del Ayuntamiento y pondré en marcha un plan urgente de reforestación de calles, plazas, jardines y avenidas. Quiero que Sevilla sea conocida como la gran ciudad de los árboles y que podamos disfrutar de su agradable presencia y del símbolo de vida que representan. A ello me comprometo.

16 octubre 2006

Sobre mis adversarios políticos

Jesús Díaz me pregunta, con cierta sorna, que si las propuestas de Zoido y Torrijos me parecen todas buenas, porque sólo me "meto" con Monteseirín. Me gustaría dejar claro, ante todo, mi más profundo respeto personal por los que, desde otras opciones políticas, aspiran como yo al inmenso honor y responsabilidad de ser el próximo alcalde de Sevilla. Lo que no tiene nada que ver con las profundas diferencias en lo que cada uno de nosotros aspiramos conseguir para Sevilla. El hecho de que en estos comentarios mi adversario más citado (y criticado) sea Monteseirín no es más que una consecuencia de lo que algunos calificarían como "la triste realidad": él es el actual alcalde. Por tanto, creo que mi opinión política sobre él ya habéis tenido la oportunidad de conocerla, y de aquí a mayo, lamentablemente, tendremos que seguir ocupándonos del PSOE: no tengo ningún indicio de que su estilo de gobernar de espaldas a los problemas de la gente, y marcado por la corrupción, el despilfarro y la propaganda, vaya a cambiar. Al revés, irá a peor.
Zoido me parece una persona amable, dialogante y honrada, pero políticamente representa al PP de siempre. El que, cuando gobernó Aznar, hizo lo mismo que ahora hace Zapatero: nigunear a Sevilla, regatear las inversiones que nuestra ciudad necesita . No creo que el PP pueda movilizar a los vecinos y vecinas de Sevilla para conseguir el cambio que nuestra ciudad necesita. Desde siempre, al PP le han faltado en Sevilla grandes dosis de imaginación y de compromiso.
En cuanto a Torrijos, tiene todo mi respeto. Pertenece a ese grupo de hombres y mujeres que como Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo, Marcelino Camacho, Enrique Líster o Ignacio Gallego jugaron un papel muy importante hace unas décadas en la recuperación de la democracia y tienen un sitio de honor en la Historia de España. IU, por su parte, ha jugado un triste papel como socio de gobierno del PSOE. Su silencio cómplice en el desalojo de los chabolistas de los Bermejales, a golpe de billetes de 500 euros, en la trama de las facturas falsas de la Macarena, o en el arboricidio y la destrucción del patrimonio histórico de Sevilla, ha supuesto que esta organización en Sevilla haya perdido sus señas de identidad. Ya no es la izquierda ética, ecologista y transformadora. Por un sillón, un coche oficial y viajes gratis total al Caribe han vendido un trabajo de muchos años. Tampoco son, pues, alternativa al PSOE. Al revés, todos sabemos que son el seguro de vida de Monteseirín: ya han dicho en público que, si pueden, lo mantendrán en la alcaldía.
Quiero, de aquí a mayo, mantener un estilo distinto al que es habitual entre adversarios políticos: seré absolutamente repetuoso en lo personal (jamás oiréis en mi boca ninguna de esas "lindezas" que algunos tienen como tarjeta de presentación), y al mismo tiempo, absolutamente riguroso y firme en la crítica política. A ello me comprometo.

06 octubre 2006

Inversiones para Sevilla

Un año más, el gobierno español ha hecho público su proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Y un año más el PSOE sevillano, encabezado por Monteseirín, ha puesto en marcha el ventilador de la propaganda para anunciar que el 2007 será el gran año de Sevilla, que los Presupuestos se incrementan en un tropecientos por ciento y que vamos a atar los perros con longanizas. Todo ello acompañado de sonrientes fotos con cualquier ministro o ministra que se deje fotografiar con Monteseirín (por cierto, bastante pocos, yo en su lugar me preocuparía).
Pero si cogemos el documento presupuestario y lo leemos de verdad, como yo he hecho, una vez más queda en evidencia la terrible manipulación de la propaganda del PSOE. El primer dato es que el año que viene la inversión por habitante en Sevilla va a ser de 383 euros mientras que la media española es de 476 euros por habitante. ¿De qué se reirán Monteseirín y la ministra en la foto? ¿De los vecinos y vecinas de Sevilla? Si tuviéramos en cuenta los datos de paro, renta económica de los sevillanos, estado de las infraestructuras, en comparación con los del conjunto del país, un gobierno progresista invertiría en Sevilla por encima de la media. Yo me conformaría simplemente con que fuera la media. Y con tener un alcalde que diera la cara por la ciudad y levantara la voz contra esa injusticia. A lo mejor no conseguía nada, pero yo me sentiría, al menos, defendido. Desgraciadamente, el alcalde no sólo no levanta la voz en defensa de Sevilla, sino que se va a Madrid a rendirle pleitesía a los que, una vez más, nos marginan y ningunean.
Y si buscamos entre las páginas los grandes proyectos de la Ciudad, que todos los años dicen que se harán en el siguiente, la decepción es definitiva. No hay un sólo euro para la ampliación de FIBES, ni para las conducciones del pantano de Melonares, ni para las líneas 2, 3 y 4 del Metro, ni para las Comisarías de Policía pendientes (mientras que sí figuran en los ingresos del Estado los 10 millones de euros que Monteseirín quiere regalar al Estado por el ruinoso edificio de la Gavidia), ni para la regenaración del Polígono Sur. ¿Y la SE-40? Aparece en previsiones presupuestarias ¡de aquí al 2012! Como siempre, echando la pelota para adelante. ¿Sabéis cuál es el proyecto de inversión de mayor cuantía en toda la provincia de Sevilla? Una cárcel en Morón de la Frontera? Sin comentarios.
Tenemos que sacudirnos los complejos. Las únicas ciudades que consiguen inversiones son las que se rebelan y enseñan los dientes, no las que tocan las palmas al poderoso y sonríen serviles. Sevilla necesita un alcalde que pelee por ella hasta la extenuación. Estoy seguro que si tuviéramos un alcalde que se plantara ante el gobierno de la Junta y el gobierno de Madrid exigiendo lo que en justicia corresponde a Sevilla, contaría con el apoyo de todos los ciudadanos. A ello me comprometo.

04 octubre 2006

Sobre la ética política

Quiero compartir con todos las siguientes palabras que me escribe Alicia Trigo:

"Necesitamos políticos que no falten a su palabra. Yo diría que incluso más que políticos activos o políticos gestores, necesitamos ética en la política, personas honradas que cumplan sus promesas, que gestionen con justicia y transparencia los fondos públicos que son de todos,..."

Me impresiona el grito de desesperación que hay en estas frases. Parece que ya ni nos importa cómo funcionen los servicios públicos, lo único que pedimos es que los políticos no roben. Y tal como está el patio no le falta razón para pensar así. Pero yo sigo siendo de los que creen que la honradez en la política no debe ser un mérito añadido, sino lo mínimo que debe exigirse para dedicarse a ella. Y sobre esa base, que debería darse en todos, valoraríamos el sentido común, la inteligencia, la capacidad de trabajo, la imaginación,... Pero la realidad es otra: la corrupción sigue siendo un problema aún sin resolver. Sin duda que un aspecto del problema es de índole personal: en cualquier organización humana, y un partido político lo es, pueden aparecer ovejas negras. Lo que distingue a unas organizaciones de otras, y ese es el aspecto colectivo del problema, es la actitud de cada una frente a los casos de corrupción. Yo abomino de los corruptos, sobre todo cuando aparecen en mi partido, pero al mismo tiempo me siento orgulloso de cómo el Partido Andalucista reacciona ante esos casos. Por ejemplo en el bochorno de Marbella. Allí la dirección del PA ha actuado sin contemplaciones: se ha disuelto la Agrupación de Marbella al completo, no sólo se ha expulsado a los implicados. Puede que hayan pagado justos por pecadores, pero ha sido una medida ejemplarizadora. Frente a esta forma de actuar, vemos a otros partidos justificando, amparando o perdonando casos brutales de corrupción. Para mí sigue siendo asombroso cómo después del escándalo del caso Guerra, el PSOE sigue presentándole como diputado por Sevilla, año tras año. Y cómo la plana mayor de este Partido acompañó a Vera y Barrionuevo a su ingreso en la cárcel ¡condenados por apropiarse de dinero público! O cómo en el Ayuntamiento de Sevilla se han sucedido los casos de corrupción (facturas falsas de la Macarena, desalojo de chabolistas en los Bermejales con bolsas de billetes, subvenciones irregulares,...) y Monteseirín mirando para otro lado con el silencio cómplice de IU. O en Camas, donde IU piensa mantener como candidato a un alcalde sentado en el banquillo. Si estos partidos venden su integridad por un puñado de votos, la corrupción deja de ser el problema de una oveja negra y se convierte en el problema colectivo que lleva a Alicia a escribir lo que ha escrito.
Si todos los partidos fueran inflexibles ante la más mínima violación de la ética pública y todo infractor fuera automáticamente expulsado de la política, la corrupción dejaría de ser un problema y opiniones como la de Alicia no tendrían sentido. Podéis contar con mi rotundo compromiso para ello: tolerancia cero con la corrupción.

01 octubre 2006

Gracias

Ante todo, muchas gracias a quienes habéis invertido un rato de vuestro tiempo en navegar por este espacio. Gracias por vuestras palabras de aliento y, sobre todo, gracias por vuestras críticas. Es verdad: nos ha cogido el toro. Confiamos en tener en pocos días completamente activada nuestra web.

Entre las primeras comunicaciones, me ha llamado la atención la de Julia. Dice que hay mucha gente en Sevilla que no se ha enterado de las salvajadas cometidas por Monteseirín contra el arbolado y el patrimonio arqueológico de nuestra ciudad. La verdad es que yo tenía la sensación de que se habían enterado en toda España. Pero puede ser que tenga razón. Y no me extrañaría nada que se sepa más en Sevilla de Tita Cervera y los árboles no talados en Madrid, que de Monteseirín y los árboles que se ha llevado por delante en Sevilla. Desde luego que no ha sido porque los andalucistas no nos hayamos encargado de repetirlo, denunciarlo y buscar la complicidad de nuestros vecinos y vecinas: algunos compañeros de Juventudes Andalucistas llegaron a subirse en los árboles de la Plaza Nueva para parar la tala. Repartimos miles de folletos, recogimos cientos de firmas y conseguimos salvar algunos naranjos y plátanos de Indias. Pero el desastre “arboricida” ha sido terrible y Sevilla tardará décadas en recuperar las sombras perdidas. Sin duda, éste será uno de los más negros legados de Monteseirín a la historia de la Ciudad. Las cifras son elocuentes, según la Plataforma de Defensa de los Parques y Jardines de Sevilla son cerca de 1800 los árboles talados, mutilados o secados en los dos últimos años (sólo con las obras del tranvia han acabado con más de 200 árboles). Pero el abandono y maltrato a las zonas verdes durante estos años de gobierno PSOE-IU va más allá. Desde Niculoso Pisano a Santa María de Ordás; desde el abandono del Jardin Américano al tres veces incendiado Parque del Antiguo Cauce del Guadaira; desde las podas a destiempo y abrasivas al incumplimiento continuado de las ordenanzas de parques y jardines; etc...

Y si hablamos de la destrucción del patrimonio arqueológico, las obras del tranvía han sido como la invasión de los vándalos. Es absolutamente increíble, pero cierto, que el Ayuntamiento de la capital de Andalucía iniciara la primavera pasada una obra que iba a afectar al patrimonio arqueológico de Sevilla sin la preceptiva autorización de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. En cualquier país europeo decente esto habría supuesto, sin ningún género de dudas, la dimisión del alcalde. Os soy absolutamente sincero si os digo que aún sigo sin digerir cómo este absoluto desprecio a las leyes se ha hecho y no ha tenido consecuencia alguna. Pero si ya es grave iniciar una obra sin permiso, peor aún es que la Junta lo sabía e hizo la vista gorda. Aquí podréis ver un informe donde se reconoce que la licencia no existe, pero que las prisas del tranvía lo permiten todo. El resto de la historia ya es conocida. Las obras sin autorización van para adelante, se destrozan unos hornos almohades que aparecen en la Puerta de Jerez, un cementerio islámico de los siglos XI y XII es tapado deprisa y corriendo, y lo mismo pasa con decenas de hallazgos. La consigna que da la Consejera de Gobernación de la Junta, amiga personal de Monteseirín, es clara: que nadie moleste los caprichos de su amigo. Aquí podéis ver algunos de los restos históricos de nuestros antepasados, ya perdidos para siempre.

¿Por qué tanto incuria y tanta sinrazón? ¿No se podían haber hecho las cosas de otra forma? Por supuesto que sí, y ése es el mensaje de esperanza con el que quiero terminar. El tranvía podía haberse hecho sin haber arrancado un solo árbol y habiendo investigado y puesto en valor todos los restos arqueológicos hallados a su paso. Bastaba con haber dividido en varias fases la obra y haber diseñado una correcta coordinación y ejecución. Como sucede en cualquier país europeo civilizado. ¿Y por qué no se ha hecho así? Porque la obra habría durado algunos meses más, pero por distintas zonas, lo que por cierto habría evitado el agravamiento del colapso circulatorio que padece Sevilla, y Monteseirín habría llegado a las elecciones municipales con las manos vacías. ¡Qué mezquindad! Mi compromiso, si soy alcalde, será no anteponer nunca intereses electorales o de partido a los intereses de Sevilla. Archivad este documento y clavadlo en la puerta de la Plaza Nueva si se me ocurriera, que no creo, faltar a mi palabra.